En España se registran cada año unos 400 brotes alimentarios causados, principalmente, por una inadecuada manipulación y conservación de los alimentos. En Castilla y León los brotes epidémicos más frecuentes en 2022 fueron los transmitidos por alimentos, que afectaron a 450 personas, con 24 ingresos hospitalarios y un fallecido.
Por ello, es fundamental que los consumidores adquieran unos buenos hábitos a la hora de manipular y conservar los productos; que se ingieran los alimentos bien cocinados; que se evite dejarlos durante un periodo prolongado a temperatura ambiente y que, cuando precisen refrigeración, se mantengan siempre por debajo de los 5 °C.
El Colegio de Veterinarios de Valladolid insiste en la importancia de conservar y manipular correctamente los alimentos antes de su consumo para evitar infecciones e intoxicaciones, ya que las altas temperaturas propias del verano favorecen la presencia de microorganismos que pueden perturbar nuestra salud, evitables si se extreman las medidas de control e higiene en los hogares.
Según explica el presidente del colegio, Rufino Álamo, el calor facilita el desarrollo de microorganismos de transmisión alimentaria, que pueden alcanzar dosis infectantes hasta provocar toxiinfecciones como la salmonelosis, campilobacteriosis, enfermedad por E. coli o estafilococos.
“Es imprescindible refrigerar carnes, pescados, mariscos y moluscos lo antes posible tras su adquisición, desechar huevos fisurados y respetar la fecha de consumo preferente que indican los envases. A la hora de preparar la comida, hay que utilizar recipientes, utensilios y superficies limpias, evitando los alimentos poco cocidos”, señala Álamo, quien muestra su preocupación por la Salmonella, germen que puede encontrarse con frecuencia en alimentos o agua contaminados con heces procedentes de animales o personas infectada.
Estas bacterias pasan a los alimentos por la ausencia de higiene de quien los manipula (manos sin lavar), por superficies de trabajo sucias o a través de otros alimentos crudos, contaminados o poco cocinados. La Salmonella suele estar presente con más frecuencia en huevos y derivados poco cocinados o crudos (mahonesas y cremas), en carnes (especialmente de ave) y en el pescado.
“Los veterinarios somos los profesionales sanitarios encargados de dictaminar sobre la aptitud para el consumo de los alimentos y sobre las condiciones higiénicas de los establecimientos en los que se obtienen, procesan, trasforman o comercializan, por lo que nuestra tarea es crítica para asegurar el buen estado de salud de la población”, subraya.
"En consecuencia, tenemos la obligación de advertir y concienciar a la sociedad de la importancia de seguir tratando los productos de una forma adecuada hasta su consumo, para completar el todo el proceso de control y vigilancia de la inocuidad de los alimentos, que concluye en los hogares y es responsabilidad de todos”, precisa el presidente del colegio.
Finalmente, conviene recordar que los alimentos contaminados con bacterias, virus, parásitos, toxinas o sustancias químicas causan alrededor de 200 enfermedad que afectan a más de 600 millones de personas el mundo cada año y 420.000 mueren, especialmente en los países en vías de desarrollo, según la Organización Mundial de la Salud.